17 de octubre de 2025 | Publicado por Melipilla Athletic Club
El Tercer Tiempo: Donde el rugby demuestra su grandeza más allá de la cancha

En el rugby existe una tradición tan antigua como el propio deporte y que lo diferencia del resto del mundo deportivo: el tercer tiempo. No aparece en el marcador, no define posiciones ni campeonatos, pero sí revela el corazón del rugby, su esencia y sus valores más profundos.
El tercer tiempo es ese momento posterior al partido donde ambos equipos —rivales durante el juego— se reúnen para compartir, conversar y encontrarse desde el respeto y la camaradería. No importa el resultado ni el nivel competitivo: siempre hay espacio para un apretón de manos, un abrazo, una comida compartida o una palabra de reconocimiento.
¿Por qué existe el tercer tiempo?
El rugby es un deporte de contacto físico intenso, pero también es una escuela de valores. El tercer tiempo existe porque:
- Humaniza la competencia: recuerda que antes que deportistas somos personas.
- Refuerza el respeto mutuo: en la cancha se compite con fuerza, pero sin enemistad.
- Construye comunidad: fortalece vínculos entre clubes, equipos y jugadores.
- Forma carácter: enseña humildad en la victoria y resiliencia en la derrota.
- Promueve la igualdad: todos participan, sin distinción de resultados o diferencias.
Un espacio educativo y social
Lejos de ser solo una tradición, el tercer tiempo se ha transformado en una herramienta formativa. Muchos jóvenes aprenden en él el verdadero significado del espíritu deportivo:
- Dar gracias al rival por el partido.
- Respetar al árbitro y al cuerpo técnico.
- Compartir como equipo y también como comunidad.
- Valorar el esfuerzo más que el resultado.
En Melipilla Athletic creemos que el tercer tiempo contribuye al desarrollo personal tanto como el entrenamiento o los partidos. Fomenta valores que trascienden el deporte: respeto, humildad, solidaridad y amistad.
Más que una tradición, una identidad
El tercer tiempo representa el alma del rugby. Nos recuerda que competir no es pelear; que ganar no es humillar; que perder no es rendirse; y que el verdadero triunfo está en mantenerse unidos, aprender y disfrutar del camino.
Por eso, cada vez que termina un partido y comienza un tercer tiempo, el rugby vuelve a demostrar su grandeza: un deporte hecho de personas que compiten duro, pero viven con honor.
